En este apartado se explica cómo prepararse para tributar tras adquirir la nacionalidad estadounidense. Afronte sabiamente los problemas fiscales que puede acarrearle una breve estancia en Japón.
Japón tiene su propia legislación fiscal que distingue entre residentes permanentes y residentes a corto plazo. Los residentes no permanentes son extranjeros que no han vivido en Japón más de cinco años en los últimos diez años. A esta categoría se le aplican diferentes normas fiscales en función del periodo de residencia, por lo que los residentes no permanentes sólo tributan por sus ingresos en Japón y, en principio, no tributan por sus ingresos en el extranjero. Sin embargo, existen excepciones a esta regla y, dependiendo de su situación fiscal específica, puede estar sujeto a impuestos inesperados durante su corta estancia en Japón.
Las personas que actualmente mantienen el estatus de residente permanente en EE.UU. podrían regresar a Japón tras obtener la nacionalidad estadounidense y permanecer en el país durante los cinco primeros años mencionados como extranjeros por un breve periodo de tiempo, es decir, como "residentes no permanentes". La ventaja de este estatus es que Japón no tiene derecho a gravar las rentas de fuente extranjera, es decir, las rentas procedentes de EE.UU., durante cinco años, siempre que no las remita a Japón.
A modo de recordatorio, la legislación fiscal japonesa es compleja y es importante que los residentes no permanentes comprendan bien el alcance de la tributación y presenten las declaraciones fiscales adecuadas. De lo contrario, corren el riesgo de ser sancionados por no declarar o por no hacerlo. Por lo tanto, es necesario que los residentes no permanentes realicen una planificación fiscal para gestionar adecuadamente su carga fiscal.
La adquisición de la nacionalidad estadounidense no modifica la obligación del residente permanente de pagar impuestos estadounidenses sobre su renta mundial. Sin embargo, si permanece en Japón durante un corto periodo de tiempo, también tendrá obligaciones de declaración según la legislación fiscal japonesa. Concretamente, hay que calcular y declarar los impuestos sobre los ingresos generados en Japón, conocidos como ingresos de fuente nacional. Esta declaración debe hacerse prestando atención a los tipos impositivos y las normas de deducción aplicables a los residentes no permanentes. Sin embargo, como se explica en este blog, los ingresos de fuente extranjera no tributan durante cinco años.
Algunos ejemplos son las rentas de inversión generadas en EE.UU., los reintegros de una cuenta de jubilación cualificada en EE.UU., los beneficios generados por una empresa estadounidense y las rentas del trabajo obtenidas en EE.UU. por usted. La remuneración del trabajo suele determinarse en función del país en el que usted se encontraba en el momento de la actividad lucrativa, ya fuera nacional o extranjera. En otras palabras, las rentas obtenidas durante los días pasados en EE.UU. son rentas de fuente extranjera.
En EE.UU., una LLC es una sociedad de responsabilidad limitada, salvo que opte por tributar como una sociedad anónima, en cuyo caso los ingresos asignados son ingresos personales. Sin embargo, en Japón, una LLC estadounidense se consideraría una sociedad y no una renta personal.
En otras palabras, según el sistema fiscal japonés, si usted es un "residente no permanente", los ingresos mencionados no tributarán en Japón durante los cinco primeros años si no los trae a Japón. Esto significa que estos ingresos no están sujetos a la fiscalidad japonesa y que usted puede evitar la doble imposición aunque mantenga su estatus de residente permanente o su nacionalidad.
Los casos de éxito demuestran lo eficaz que puede ser la planificación fiscal estratégica. Por ejemplo, hay casos en los que residentes no permanentes que dejaron sus propios negocios en EE.UU. han conseguido ahorros fiscales gracias a la planificación fiscal. Aprovecharon los tipos impositivos y las deducciones de que disponían como residentes no permanentes y presentaron adecuadamente sus declaraciones de la renta japonesa y estadounidense.
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Por último, la obtención de la nacionalidad estadounidense implica la renuncia a la nacionalidad japonesa. En cuanto a lo que esta renuncia a la nacionalidad japonesa significa para el individuo y su importancia, es una cuestión que debe decidir cada lector. En opinión del autor, la elección de la nacionalidad es una cuestión importante que va uno o dos pasos más allá de las cuestiones fiscales y puede decirse que forma parte de la vida misma de una persona. Este artículo sólo considera los aspectos fiscales, pero recuerde que el autor tiene su propia opinión al respecto.